miércoles, 6 de septiembre de 2017

Notas sobre o Pireiro

O Pireiro é unha zona de viñedos e, por desgracia, cada vez de máis monte. Caibe dicir que desde a viña que leva este nome podiamos ver a casa, situada no alto do Outeiro. Reciprocamente, dende casa podiamos controlar a porta e ata ver ós traballadores. Hoxe en día xa é imposible, debido á altura das árbores e á deixadez dos propietarios.
O que pode chamar a atención é que alí chegaron a sementarse patacas ou que houbese varias pozas para regadío. Eu non acordo nada disto.

O da sementeira referíase a un pequeno terreo que hoxe está de monte, dunha viña determinada. Esta dispuña de auga e ata de entrada a unha pequena mina, onde caibía, con certa dificultade, unha persoa. Esta viña remataba, pol parte de abaixo, nun lavadoiro pequeno, inda visible hoxe, e que segue chamando a atención pola zona onde está. Como curiosidades a maiores, dicir que pola parte de arriba, noutro sucalco, hai unha poza, hoxe seca, e que un rego levaba auga dende alí ata a altura a casa de don Paco, sita nos Veciños.

Outro rego de agua atavesaba parte da viña do Pireiro e remataba no monte que hoxe temos diante. Debido á maleza non o vin, pero dinme que alí hai outro lavadoiro pequecho.

A un paso de onde debería estar o rego quedan os restos dun cruceiro. Este estaba situado na Alfarrapa e rompeuse por causa dun carro. Recolléronse os restos e deixáronse ben á vista no muro da viña do Pireiro, daquelas propiedade de don Esteban, o párroco. O tempo pasou e levantouse un novo. Alá está, a un paso da Telleira, no camiño da Alfarrapa, nun lugar que debería visitar en breve e fotografiar. Os anacos quedan inda hoxe no muro, nun cruce de camiños, cumplindo a súa labor de bendición.







miércoles, 23 de agosto de 2017

El experimento del doctor Quatermass (1955), de Val Guest.

The Quatermass Xperiment es una película donde el horror le va ganando pista a la ciencia ficción con la que nos recibe al inicio. Estrenada en 1955, es una versión de una serie de la BBC de un par de años antes. Y he leído que hubo una versión de la serie en 2005, también de la susodicha cadena.

La película comienza con una pareja y su huida  de un meteoro que aterriza cerca de ellos. Es una población inglesa, rural en parte, donde la noticia corre como la pólvora. Veremos que el meteoro es, en realidad, un cohete espacial. A mí me hizo recordar al de Tintín en la Luna. La maquinaria es un experimento privado del doctor Quatermass, un científico obsesionado con la exploración espacial y abierto a todo tipo de hipótesis que puedan refrendarse cuantitativamente. La misión Q1 regresó a la Tierra por orden suya, tras perderse la comunicación por radio, y ahora es un enigma dónde ha estado y qué ha descubierto del espacio.

Un solo superviviente emerge del accidentado transporte. A lo largo de la película, el astronauta dará pruebas de una posible enfermedad: su comportamiento es introvertido, sin reaccionar ni siquiera ante su esposa, y su cuerpo va cambiando lentamente, viendo alteraciones en su piel y huesos. ¿Qué le pudo pasar? ¿Y cómo es que de sus compañeros solo se han hallado los trajes espaciales?

Las investigaciones policiales y médicas quedan es suspenso, hasta que una filmación interna dará algunas pistas, aportando nuevas cuestiones. ¿Qué les sucede a los tres astronautas durante su trayecto? ¿Qué son las alteraciones de la imagen filmada?

Es un momento interesante. Los especialistas logran recuperar la filmación de la rota cámara del interior de la nave espacial. Allí vemos a los tres astronautas manejar sus instrumentos o levantarse de sus catres. Un momento que me encantó y me recordó a películas como 2001 y, si no recuerdo mal, una de la saga Alien (¿Quizás Prometheus?), es cuando uno de los tres camina por parte de la pared. El efecto quiere imitar la falta de gravedad y llama un tanto la atención. Otro efecto, repetido tres veces, es la fluctuación de la imagen. Tras cada una de ellas muere un astronauta. Bien, mueren dos dos y queda un tercero en pie. Pero eso lo sabemos por el resto de la película, no por esta escena.


- Parece una arena movediza.
- Pero esa arena sabe lo que hace.

La verdad se abre camino al tiempo que el superviviente huye del hospital donde lo custodian. Veremos algunas alteraciones de su cuerpo, otras las sospechamos o las imaginamos. El caso es que las piezas de la investigación arrojan luces inquietantes: un ser energético que flotaba en el espacio ha invadido el cuerpo del astronauta. Ahora lo usa para alimentarse y reproducirse. Por el camino, un reguero de muerte, sangre y una sustancia grisácea. El horror alcanza cuotas altas cuando descubrimos que no solo se alimenta y escapa, sino que asimila las formas de vida que deglute y sus capacidades motrices han mejorado espectacularmente.

En el área de los testigos que le ven, cabe destacar una niña que juega con su muñeca y que sigue al hombre para invitarle a jugar. Anteriormente, él había matado y desecado a un boticario. Pero ante la niña se comporta distinto: la rehúye, se va alejando de ella despacio. Un solo gesto de violencia: arrojar lejos la muñeca que ella le pone delante. Fue una escena que me recordó a la clásica de la criatura del doctor Frankenstein y la niña al borde de la laguna. ¿Influiría algo que esta película es de la Hammer?

¿Y si hubiera otra forma de vida en el espacio? No solo en un planeta, sino desplazándose. (...)
Una vida diferente, dotada de inteligencia, pero pura energía, sin estructura orgánica. Invisible.

 
Finalmente, la criatura, en un estado de semejanza a un enorme pulpo, se encarama en unos andamios de la abadía de Westminster. Allí, la televisión (BBC, of course) emite un programa en directo sobre la restauración de la misma. Hemos corrido por Londres, hemos encontrado pruebas de la posesión alienígenas, incluso restos suyos con capacidad de aumentar, alimentarse y reproducirse, todo el suspense se concentra ahora en lo alto de un  andamio de restauración.


Quatermass se ha mostrado todo el tiempo como un hombre de acción y pensamiento ágil. Atento a todas las pruebas posibles, solo se ha interesado por desvelar el misterio del corte de comunicaciones y los resultados de su experimento. Nada le importan las coerciones del gobierno ni la cercanía de la policía, ni siquiera se muestra muy cercano a la desconsolada mujer del único astronauta vivo. Su interés está centrado en su investigación. Ello no le hace perder la perspectiva, consciente de la amenaza de un ser extraterrestre capaz de asimilar formas vivas del planeta, ya sean humanas, vegetales o animales. Y de hacerlo a un buen ritmo, pasando a nuevos estados de metamorfosis y acercando el momento de reproducirse. Lo que me pregunto es si su forma final, semejante a un pulpo, la consiguió en el zoo o en otro lugar. Porque de las últimas muertes que tenemos noticias son las referidas a los leones, y otros mamíferos, de un zoológico. ¿Dónde pillaría un pulpo?

Del dicho Quatermass va a venir la solución final para destruir al monstruo. En una rápida secuencia, concluye que lo mejor es desviar toda la potencia de Londres hacia el andamio y no cortar el suministro hasta la extinción del ser. Y así se muere. Por las rápidas, sin dar mayores problemas a sus persecutores. Quatermass, ceñudo, sale del escenario sin dar ni una sola palabra. Y cierra el tiempo de los diálogos avisando de que su investigación no ha terminado. Ni mucho menos. Así, el crédito de FIN aparece mientras un nuevo cohete sale al espacio...


-------------- Consulta más sobre la película en esta crítica.

---------------------- Vela AQUÍ

viernes, 28 de abril de 2017

Devocionario parroquial... ¿por qué no?

Hace años no era raro ver que, sobre todo, algunas mujeres iban a Misa con un librito. Era un misal pqueño, con las oraciones básicas de la Misa, en latín y castellano. Sus dimensiones, realmente de bolsillo, y sus colores y tipografías, lo hacían especialmente bello, sencillo y manejable. Seguro que si rebuscas en casa de tus mayores te encuentras uno.

En algunas películas podemos ver un libro que se encuentran los fieles en la iglesia. Ya no lo llevan de casa sino que está allí. Suelen ser cantos o salmos que unen a la comunidad en una sola voz oracional. Alguno vi en casa de unos conocidos, traído de Alemania, de su parroquia. A diferencia del misalito antiguo, este ya era más sobrio, creo que sin ilustraciones y con una predominancia de letra en color negro, con escasos cambios tipográficos.

Viendo todo esto, no se me quita de las mientes un proyecto que podría ser útil en estos tiempos en que algunos van al templo y están como simples asistentes, sin sentirse parte de lo que allí sucede. O pensando en los que van y ya ni saben responder. 

¿No podríamos imaginar un subsidio litúrgico en forma de librito o de cuidada publicación sencilla que ayudase a orar a esta gente? También para los mismos fieles. Tal libro tendría una introducción con escogidos números del Catecismo. Tenemos muchos documentos pero por su sencilles y brevedad, amén de porque tendría que conocerse más, me quedo con el Catecismo de la Iglesia Católica. Bien, habría que buscar una selección referida a la liturgia y cómo participar en ella, sobre los santos y la devoción debida, acerca de la oración y sus modos (que no todo es pedir). Pocas páginas pero selectas y con letra grandecita.

A continuación, las respuestas de Misa. Como es lo que todos damos por supuesto, lo mejor es incluirlas, que poco ocupan y no estarán de más. También, en letra roja, los gestos de cada parte. Gestualidad y palabra van unidas y se complementan durante la celebración.

De ahí pasaríamos a las devociones populares parroquiales. Yo tengo la idea de mirar a los altares y partir de las imágenes para colocar sobre papel las oraciones. En algún orden que se advirtiría antes, iríamos recorriendo las tallas parroquiales por sus historias y oraciones. Sí, una breve historia para poder saber a quien tenemos delante y rezamos. Además, un poco de cultura general nunca está de más. Cada imagen tendría su historia y su oración. Quizás, se podría añadir algún escrito del santo, por aquello de conocerle mejor. Y acudir al Oficio Divino y al Misa en busca de inspiración. Si no, se tiene la tentación de copiarlo todo de la Red... y en la Red no todo es buen pez.

Claramente, el espacio no se repartiría igualitariamente. El patrón y los santos celebrados con fiesta deben tener más líneas a su disposición, pudiendo salvaguardar aquí su novena, septenario o triduo, incluyendo algún canto si es desconocido fuera de la parroquia o propio suyo. La memoria, grabada en palabras, podría luego transmitirse, a pesar de la muerte de los mayores. 

Ya, después, a gusto de la concurrencia. Una obrita así es manejable y transformable pero útil. Siempre estaría en la iglesia y podría pensarse en alguna edición para su venta, de forma que los ingresos pagasen la impresión. También si se añade alguna sección con fotos y la historia del lugar o de las imágenes. Lo principal es la devoción pero esta siempre la podemos contextualizar, sin hacer del libro un tratado de historia ni una colección de datos exhaustivos.


Las tres fotos son de la iglesia parroquial de san Juan de Louredo, diócesis de Ourense, arciprestazgo de Ribadavia. La primera es del retablo mayor, la segunda de nuestro patrón, san Juan bautista, la tercera da una idea del presbiterio. Digo idea porque tomé la foto en Semana Santa y hay imágenes fuera de su puesto cotidiano.


miércoles, 19 de abril de 2017

Scream, Blacula, Scream.

A falta de ver la primera entrega me quedo con esta segunda, que la pude disfrutar en gallego gracias a Os Arquivos da Meiga. Es una versión con calidad aceptable y buen audio: dual castellano-gallego, aunque en este segundo tiene unos minutos en castellano, detalle que tampoco rompe demasiado el ritmo, aunque llame la atención. El título que deseaba y sigo deseando visionar es el anterior. Habrá que seguir buscando para conocer en profundidad los orígenes de este vampiro negro, príncipe él en el siglo, y ahora bestia chupasangre que supone el azote de una maldición a la que se le ve difícil remedio.
 

El director, Bob Kelljan, no era la primera vez que se enfrentaba a ponerle cara y colmillos a un vampiro. Comenzó con dos películas sobre el conde Yorga y luego se metió a esta segunda sobre el Drácula negro, Blacula, en un momento en que se sucedían títulos donde la cultura negra, afroamericana, tomaba más y más espacio, no siempre para bien, en los metros y metros de celuloide que se usaban cinematográficamente. Es 1973. Desconozco el desarrollo de la primera entrega porque todavía no he tenido ocasión de verla pero lo que es esta adolece de una falta de ritmo; hasta los mismo personajes andan un poco a su bola. Lo bueno es que todo sirve a poner a Blacula bien en su sitio, como el centro de la trama. Es aparecer él y los demás se esfuman en un mundo donde su existencia semeja un simple ir de fiesta en fiesta y asombrarse del mal que se eleva a su alrededor.

Claro, así, mejor no hacerse ni muchos encariñamientos ni expectativas. ¿Que la cosa comienza con el tema vudú relacionado con una pequeña congregación? Pues pequeña será la atención que merezca. ¿Que hay una venganza en curso? Poco le dura al chaval el plan cuando llega otro mayor que él y le cambia la vengaza por sumisión. Blacula ya es otro cantar y tiene su peso y tratamiento buenos durante el filme. El vudú quedará como un punto de magia al inicio y al final, perdiendo fuelle y desapareciendo casi entremedias. El medio donde los personajes se mueven es el de la ciudad, en ambiente culto y de cierto lujo. Así pasan de una fiesta a otra, aunque es de reseñar que no se reducen a simples encuentros sociales para beber y bailar, que también, sino que suele aparecer un componente cultural, por ejemplo, la exposición de antiguos objetos africanos. Blacula, que no desdeña ni la ciudad ni sus reuniones festivas, se mueve tranquilamente entre los asistentes y hasta participa en conversaciones, dando idea de su saber, y con muy buenos modos además.


Sus ademanes y lenguaje no le denuncian como un ser venido de lejanas tierras. La música no nos traslada a tenebrosos escenarios de noche y suspicacia. Todo parece seguir un ritmo fluido de cotidianeidad, de continuidad, por mucho que el vampiro no haya nacido allí, aunque sí renacido. 

La cosa es que un conjunto de personas, seguidoras del rito vudú, están desoladas por la muerte de su anciana matriarca. El hijo pretende, haciendo ostensión de su consanguineidad, ser el dirigente de la comunidad pero muchos se oponen, pidiendo que sea Lisa, una joven muy cercana a la anciana difunta, quien los guíe. De este rifirafe surge la venganza y opta, para ello, por un poderoso ritual de sangre que le dé poder destructivo. De sus plegarias aparecerá Blacula, ya compuesto y vestido, que se levanta como dueño y señor, balanceando a su favor la situación. A partir de entonces, vida social y víctimas, hasta que encuentra a Lisa y le confiesa su maldita existencia, pidiéndole que lo exorcice por medio del vudú. Lo que parece una sincera petición se va al garete cuando la policía entra en acción e interrumpe el ritual sanador.

Estas películas no estaban para dar fe de la cultura ni iniciar un diálogo profundo con la sociedad pero sí transmiten algunos detalles que quizás llamasen la atención a los interesados por otros mundos que en este están. Así, aparece el vudú que tanto sirve para llamar a la vida a los muertos como para controlar el espíritu de maldad que posee a alguien hasta el punto de transformarlo en un asesino. Los creyentes en esta religión aparecen como marginados y relacionados con delitos y ritos de sangre, de tal modo que los blancos que saben de ellos los marginan y hablan pestes de su fe y celebraciones, aún sin saber bien de qué hablan. 

Una congregación pequeña es la protagonista de los primeros minutos, cuando se ven en el trance de escoger a su dirigente litúrgico, tras la muerte de su anciana sacerdotisa. Frente a una transmisión sanguínea del cargo aquí se aboga por una elección entre los miembros, viendo como natural que la elegida haya sido una persona especialmente cercana a la anciana difunta, en sintonía con sus enseñanzas y vida. Esta trama, como la subsiguiente de la venganza por parte del hijo que pretende dirigir el cotarro le pese a quien le pese, acaba desapareciendo. El vudú y su relación con Blacula no, siendo motivo de su regreso y posibilidad de su redención. Ambos puntos traen a colación a los dos posibles candidatos a papa o mama de la congregación. Uno, el hijo de la difunta, es el que abre el mundo de los vivos a la acción de aquel vampiro que había muerto. Otra, la discípula de la anciana, es la dotada que puede sacar a Blacula el espíritu de maldad que le empuja a matar y beber sangre humana.


Si la cara es espejo del alma, nuestro vampiro de color tiene dos, emergiendo en personalidades que conviven en un solo cuerpo que cambia las facciones de la faz según quien prime. Así, en su manifestación bestial, la cara adquiere una apariencia salvaje, con pelo abundante y los colmillos sobresalientes. En su cotidiano pasar, el otrora príncipe Mamuwalde, es un refinado hombre, afeitado a excepción de su bigote, son una dentadura perfecta y la sonrisa natural. Su relación con el mundo pasa por la comunidad negra, para bien y para mal. Lo mismo vampiriza a una bella hermana que pide desesperadamente ayuda a otra. Igual traba conversa con interesados en el arte africano antiguo que le da una paliza a un par de chulitos que vienen a desvalijarle. Los blancos que le toca aguantar son de la policía. De hecho, creo que son los únicos blancos que aparecen: los relacionados con los cuerpos de seguridad locales, gente que mira mal a los negros y sus ancestrales cultos, básicamente porque no los conocen ni a uno ni a otro.

Siguiendo con la cara, mala es la que le ponen a los neófitos blaculíneos, negros pálidos que a veces andan como zombis, lejos de la arrogancia y vitalidad del príncipe africano. Mantienen el porte y las vestiduras de su vida humana y pueden hacer vampiros a otros mediante su venenosa mordida pero parece que la descendencia no consigue la plenitud del primer vampiro negro. Y una cuestión: ¿de dónde sale el encapuchado vampiro del final?

Esta parte es un, hasta divertido, cúmulo de despropósitos o detalles curiosos, más allá del citado vampiro desconocido encapuchado. Claro, el vampiro a madera muere y qué mejor arma casera que un montón de estacas que deberían estar en la valla de la mansión. Más divertido es escuchar al policía decir que todo aquello parece una tontería.

Y Blacula grita, grita en los estentores de su agonía que, imaginamos, le lleva a la muerte pero no al descanso, por mucho que no haya regresado a las pantallas. El vudú, que se muestra como una cura a su maldición, no resulta efectivo contra las pocas miras del ser humano sometido a presión. 
 
 
El vampiro queda a un paso de la redención, tras confesar que parte de su vida pertenece al descontrol, a la bestia que Drácula inoculó en sus venas sedientas de sangre (a lo largo de la película las rellena con sangre de hombres y una sola mujer). Ahora encuentra una sacerdotisa vudú que rechace el mal y se lo niegan... 


La imagen de su persona, único reflejo que puede permitirse además del de su sombra, lejos del silencio que le devuelve el espejo, es la llave de su muerte dolorosa e infame.  

sábado, 1 de abril de 2017

San Benito do inverno 2017. O Rabiño.

Una de las fiestas más importantes de la contorna es la de san Benito... o las de san Benito, pues dos son. Una es la del invierno, recuerdo del aniversario de la muerte del santo abad. La del verano es el de la traslación de sus restos. A nivel de Iglesia universal, el Calendario litúrgico-pastoral nos marca solo la fiesta del verano, el 11 de julio, aunque años ha, la que estaba en sus páginas era esta del 21 de marzo. Ya ves, le decimos san Benito do inverno y es la primera de la primavera. Mucha gente sigue considerando esta fiesta como la de más gente y menos folclore.

Según leo en un cartel informativo, al pie de las escaleras que llevan al diestro y cementerio, el actual templo es del s. XVII y el Humilladoiro es del XVI. En el sitio del cartel solía ponerse un puesto de rosquillas el día de fiesta pero con el tráfico que hay, el lugar no es nada bueno. Lo que me recuerda que antes el tráfico se gestionaba. Esta vez no vi ni a un solo voluntario o miembro de las fuerzas policiales para organizar aquello un poco. Y bien que antes, con don Delmiro, estaban. Su labor es magnífica, pudiendo controlar un tanto el ir y venir de coches y así permitir que el fiel aparque más o menos cerca del santuario.


La gente acude desde primera hora y es recordado un grupo de Sande que siempre venía, yo al menos los recuerdo en la del verano. En Louredo recuerdan que las campanas de nuestra iglesia parroquial tocaba, aún de noche, y allá bajaban a la Misa matinal o a la fiesta, los esforzados louredeses que eran devotos del santo monje. También bajaba, para presidir la Misa, el párroco don Esteban Viso. Hoy ya no se tocan las campanas pero hay gente que sigue bajando durante la novena. Esta se reza en las dos Misas diarias: una de mañana y otra por la tarde. Tradición que ya tenía don Delmiro y mantiene don José Ramón. En tiempos de don Esteban imagino que solo habría una matinal. 


San Benito fue matriz de san Juan de Louredo hasta mediados del pasado siglo. Más atrás, parece que también de Cortegada o que era su parroquia. Esto queda en el aire hasta que lo investigue y pueda decir algo con peso documental. Nuestro cementerio parroquial sigue en O Rabiño y alguna que otra vez hay algún vecino que ya celebra allí Misa de funeral y entierro. A la mayor parte nos sigue gustando lo que es de justicia: celebrarlo en Louredo y que nos lleven luego a la tierra bendecida de la antigua matriz. El cementerio rodea la iglesia y cubre casi todo el diestro. También hay un par de niveles que están a menor altura que la entrada a la iglesia. 


Detrás de esta hay una zona arbolada que funciona como aparcamiento y, allí, el templete que protege uno de los pocos cruceiros cubiertos que conozco. Cruceiro que tiene las tradicionales dos caras con el Crucificado y la Madre en cada una. El templete es de piedra y en cada uno de sus lados, en lo alto, tiene unas inscripciones que semejan jaculatoria. Cierra sus vanos un enrejado digno, que cambia aquella vieja y destartalada faz que antes tenía de tapias de madera.

Le llamamos o Humilladoiro y algunos crecimos sin saber bien su origen ni significado, oyendo que allí se había llegado, o podrían haberse dado, a realizar autopsias. El antedicho cartel informativo dice que es lugar de parada para el peregrino. Recuerdo malamente que allí se vendían o se guardaban exvotos de cera, con formas de cuerpos o partes del mismo. A un paso está el caminito que sube hasta Soutelo, pasando por A Granxa, lugar semiabandona ahora que fue casa de la llamada virgen o santa o bruxa Conchita. Tenía esta familia una capillita llena de santitos que vi una vez...


Llegamos para la Misa de onde el día de la fiesta. Presidía don José López Gil, sacerdote ordenado en 1952 y bastante conocido en los alrededores. Que yo recuerde tiene dos novenas en su autoría, la última con Motivo del no lejano Año Paulino, la otra dedicada a la Virgen del Pao. 


Y delante de su casa en Celanova han plantado una preciosa imagen de la Sagrada Familia, recuerdo de emigrantes. En su homilía dijo entre otras que...

San Benito ha sido un hombre realmente extraordinario. Es uno de los santos más populares, fundador de conventos, de monasterios y de comunidades cristianas.

Es un santo muy popular, querido. ¿Por qué? Porque además de ser un hombre que llevó la gente hacia Dios, Dios se valió de él para hacer muchos milagros a los seres humanos y llevarlos a la salvación. Y no solamente eso sino que hizo muchas comunidades de cristianos que, viendo su vida, tan cristiana, tan amigo de Dios, llevó a millones de gente a la salvación.

Todo santo, si lo tenemos delante, nos dice algo.

Lo importante es lo ordinario, la comida de cada día. Y para el cristiano lo importante no es venir el día de san Benito y yo escucho dos o tres Misas, rece todo lo que pueda y deba y después me olvide de Dios, de mi salvación. Esto no es válido. San Benito no quiere que vayas por ese camino.


Misa, encuentros y charlas con familia y conocidos, comida en casa y una tarde que, bien aprovechada, os la cuento en un vistazo. Y no saqué fotos de todos los sitios donde estuvimos pero algunos detalles dejé por escrito y fotografiado en @undelouredo.

 

Petroglifos en Valongo, pretiño do tanque de auga. Metidos entre a maleza, non lonxe do camiño forestal. Menos mal que meu irmán ten práctica e flogo abriu camiño cara eles.



Son coviñas e círculos concéntricos. 





 
 












 A capela de san Xes, en Francelos, con restos prerrománicos que disque estarían no interior do templo pero hoxe son parte da fachada e laterais.





 Peto de ánimas na entrada do diestro da igrexa de San Paio, Ribadavia, sobre o Miño. Tamáronnos a atención algunhas lápidas ben antigas con símbolos como cruces en círculos e corazóns.