miércoles, 23 de agosto de 2017

El experimento del doctor Quatermass (1955), de Val Guest.

The Quatermass Xperiment es una película donde el horror le va ganando pista a la ciencia ficción con la que nos recibe al inicio. Estrenada en 1955, es una versión de una serie de la BBC de un par de años antes. Y he leído que hubo una versión de la serie en 2005, también de la susodicha cadena.

La película comienza con una pareja y su huida  de un meteoro que aterriza cerca de ellos. Es una población inglesa, rural en parte, donde la noticia corre como la pólvora. Veremos que el meteoro es, en realidad, un cohete espacial. A mí me hizo recordar al de Tintín en la Luna. La maquinaria es un experimento privado del doctor Quatermass, un científico obsesionado con la exploración espacial y abierto a todo tipo de hipótesis que puedan refrendarse cuantitativamente. La misión Q1 regresó a la Tierra por orden suya, tras perderse la comunicación por radio, y ahora es un enigma dónde ha estado y qué ha descubierto del espacio.

Un solo superviviente emerge del accidentado transporte. A lo largo de la película, el astronauta dará pruebas de una posible enfermedad: su comportamiento es introvertido, sin reaccionar ni siquiera ante su esposa, y su cuerpo va cambiando lentamente, viendo alteraciones en su piel y huesos. ¿Qué le pudo pasar? ¿Y cómo es que de sus compañeros solo se han hallado los trajes espaciales?

Las investigaciones policiales y médicas quedan es suspenso, hasta que una filmación interna dará algunas pistas, aportando nuevas cuestiones. ¿Qué les sucede a los tres astronautas durante su trayecto? ¿Qué son las alteraciones de la imagen filmada?

Es un momento interesante. Los especialistas logran recuperar la filmación de la rota cámara del interior de la nave espacial. Allí vemos a los tres astronautas manejar sus instrumentos o levantarse de sus catres. Un momento que me encantó y me recordó a películas como 2001 y, si no recuerdo mal, una de la saga Alien (¿Quizás Prometheus?), es cuando uno de los tres camina por parte de la pared. El efecto quiere imitar la falta de gravedad y llama un tanto la atención. Otro efecto, repetido tres veces, es la fluctuación de la imagen. Tras cada una de ellas muere un astronauta. Bien, mueren dos dos y queda un tercero en pie. Pero eso lo sabemos por el resto de la película, no por esta escena.


- Parece una arena movediza.
- Pero esa arena sabe lo que hace.

La verdad se abre camino al tiempo que el superviviente huye del hospital donde lo custodian. Veremos algunas alteraciones de su cuerpo, otras las sospechamos o las imaginamos. El caso es que las piezas de la investigación arrojan luces inquietantes: un ser energético que flotaba en el espacio ha invadido el cuerpo del astronauta. Ahora lo usa para alimentarse y reproducirse. Por el camino, un reguero de muerte, sangre y una sustancia grisácea. El horror alcanza cuotas altas cuando descubrimos que no solo se alimenta y escapa, sino que asimila las formas de vida que deglute y sus capacidades motrices han mejorado espectacularmente.

En el área de los testigos que le ven, cabe destacar una niña que juega con su muñeca y que sigue al hombre para invitarle a jugar. Anteriormente, él había matado y desecado a un boticario. Pero ante la niña se comporta distinto: la rehúye, se va alejando de ella despacio. Un solo gesto de violencia: arrojar lejos la muñeca que ella le pone delante. Fue una escena que me recordó a la clásica de la criatura del doctor Frankenstein y la niña al borde de la laguna. ¿Influiría algo que esta película es de la Hammer?

¿Y si hubiera otra forma de vida en el espacio? No solo en un planeta, sino desplazándose. (...)
Una vida diferente, dotada de inteligencia, pero pura energía, sin estructura orgánica. Invisible.

 
Finalmente, la criatura, en un estado de semejanza a un enorme pulpo, se encarama en unos andamios de la abadía de Westminster. Allí, la televisión (BBC, of course) emite un programa en directo sobre la restauración de la misma. Hemos corrido por Londres, hemos encontrado pruebas de la posesión alienígenas, incluso restos suyos con capacidad de aumentar, alimentarse y reproducirse, todo el suspense se concentra ahora en lo alto de un  andamio de restauración.


Quatermass se ha mostrado todo el tiempo como un hombre de acción y pensamiento ágil. Atento a todas las pruebas posibles, solo se ha interesado por desvelar el misterio del corte de comunicaciones y los resultados de su experimento. Nada le importan las coerciones del gobierno ni la cercanía de la policía, ni siquiera se muestra muy cercano a la desconsolada mujer del único astronauta vivo. Su interés está centrado en su investigación. Ello no le hace perder la perspectiva, consciente de la amenaza de un ser extraterrestre capaz de asimilar formas vivas del planeta, ya sean humanas, vegetales o animales. Y de hacerlo a un buen ritmo, pasando a nuevos estados de metamorfosis y acercando el momento de reproducirse. Lo que me pregunto es si su forma final, semejante a un pulpo, la consiguió en el zoo o en otro lugar. Porque de las últimas muertes que tenemos noticias son las referidas a los leones, y otros mamíferos, de un zoológico. ¿Dónde pillaría un pulpo?

Del dicho Quatermass va a venir la solución final para destruir al monstruo. En una rápida secuencia, concluye que lo mejor es desviar toda la potencia de Londres hacia el andamio y no cortar el suministro hasta la extinción del ser. Y así se muere. Por las rápidas, sin dar mayores problemas a sus persecutores. Quatermass, ceñudo, sale del escenario sin dar ni una sola palabra. Y cierra el tiempo de los diálogos avisando de que su investigación no ha terminado. Ni mucho menos. Así, el crédito de FIN aparece mientras un nuevo cohete sale al espacio...


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